domingo, 27 de abril de 2014

Hacia dónde orientar la formación

Si se considera que la formación es una función social, toda sociedad, así como todo individuo, parte de los principios y los acuerdos pactados socialmente, que se comparten en un hábitat determinado,  siempre es conveniente preguntarse cuál es la sociedad que queremos construir y, sobre esta base, definir los paradigmas de formación. 

Conforme con lo expuesto, se propone que la formación se plantee de acuerdo con los siguientes ejes:
  1. Potenciación: de hecho, el humano es un ser que necesita desplegar sus capacidades, lo que constituye una necesidad vital (recuérdese que la necesidad es una especie de motor y que la potenciación busca la plena conciencia de ello, así como el espíritu creativo que se requiere para desplegar las capacidades).
  2. Creatividad: sin un pensamiento creativo, difícilmente los individuos y las colectividades transformarían su entorno. De hecho, las adaptaciones al medio natural y social también obedecen al pensamiento creativo, por lo que la formación integral requiere este eje para potenciar las capacidades del ser humano.
  3. Autonomía y respeto: se busca que el individuo participe conscientemente e influya en la toma de decisiones de los procesos sociales, económicos, políticos, culturales y ambientales en los cuales se desenvuelve. La autonomía se relaciona con el control de sí mismo, con el libre albedrío. Un ser autónomo es un ser libre, que opta o decide su destino e incide en el destino de la colectividad a la que pertenece. En la medida en que un ser humano es autónomo, es un ser con autoestima /tiene confianza en sí mismo), la una unidad, en cuanto no se puede ser libre ni tener autoestima si no se reconoce y respeta la autonomía del otro: este reconocimiento permite también que se asuma el concepto de igualdad como sujetos de derechos sociales. El otro puede definirse como lo exterior al yo: el hijo, el amigo, el extranjero o la naturaleza.
  4. Coexistencia y diversidad: Constituyen la conciencia adquirida persona para con la colectividad y para con su especie. La coexistencia permite que cada uno de los individuos se instale en el engranaje que busca el desarrollo todo lo necesario para alcanzar sus propios intereses. Igualmente, la importancia del mundo no humano se asume como parte integral de la vida humana: formarse en la consideración de que el ser humano se desenvuelve en la diversidad cultural y la diversidad biológica permite un desarrollo humano.


Para el diseño de un proceso de formación, se han identificado cuatro aspectos: 

  1. La autobiografía. Se parte de ésta porque la formación se inscribe en la particularidad del individuo y en su relación con los demás, sobre lo cual es posible dibujar el sistema de relaciones y caracterizar los objetivos más relevantes de su formación según los distintos espacios (fase orienta a explicar los roles actuales de vida, así como los procesos de aprehensión y sus hábitats.
  2. La transformación. Transformación es un acto que cada persona es capaz de propiciar en el marco de las relaciones y de las colectividades. La trasformación permite que el individuo se acerque al ideal que él quiere crear o inventar en su actual sistema de relaciones.
  3. La reconstrucción. La transformación es la ruptura de modelos ya establecidos; la construcción apunta procesos de creación de paradigmas y modelos sobre la base de la trasformación. Por eso, luego de los actos que generan cambios, es importante tener claridad sobre qué se quiere construir. Para ello, piénsese en los objetivos de largo plazo y en la construcción de un hábitat que aluda a una concepción de formación integral, según la tríada individuo-sociedad-especie, y defina su relación con el medio natural y social.
  4. La proyección. Parte del interrogante sobre qué se quiere ser, tener y hacer a corto, mediano y largo plazo. Consiste en definir la formación hacia los objetivos propuestos. Proyectar también es planear lo soñado y lograr la mayor satisfacción en la vida social y profesional. Para realizar cada uno de estos pasos, es necesario apoyarse en los análisis de los componentes de un proceso formativo.

Fuente: Pardo Luz Patricia Martínez: Desarrollo humano y formación, una responsabilidad social de las organizaciones.

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