domingo, 27 de abril de 2014

Gestión del talento humano.

La gestión del talento humano, parte del concepto de que los seres humanos son talentos y no recursos de los que se pueden disponer a discreción. Son seres con posibilidades de desarrollo e infinito aporte; seres insertos en una cultura organizacional de la cual forman parte y en ella se dimensionan: la filosofía, los valores, las pautas de acción y relación organizacional; es por ello que lo anterior configura un aspecto relevante de la vida laboral y social. 

Gestión para el desarrollo del talento humano 

Para lograr el desarrollo del talento humano en el ámbito laboral, las organizaciones deben contar con un equipo multidisciplinario, interdisciplinario e incluso transdisciplinar idóneo, siendo necesario reunir profesionales que cumplan con la condición de gestores sociales, con responsabilidades perfectamenteperfiladas, con definición clara de un sistema de comunicación y cooperación que permita un proceso al interior del mismo. 

El gestor social que trabaja en el ámbito laboral debe identificar y conocer perfectamente la cultura organizacional, sus valores, principios, retos de la entidad para poder armonizarlos con los de los individuos y el colectivo que la conforma. El equipo de Gestión Social se constituye al interior de las organizaciones en un equipo asesor consultor; ellos deben poseer una profunda formación humanista y sensibilidad social capaz de entender y cubrir las necesidades humanas y los retos y perspectivas de la organización. 

La esencia de la gestión del talento humano, como su nombre lo indica, son las personas y de igual manera, la base sobre la cual funciona la entidad, los seres humanos son únicos y su potencial es una capacidad de transformación inherente, siempre y cuando se configure confianza, credibilidad, espacios de participación, innovación, creatividad y desde luego, acciones mancomunadas que permitan que los liderazgos afloren y proyecten la acción individual y colectiva. 

La gestión del talento humano es la encargada de diseñar, proyectar, asesorar y coordinar las políticas de desarrollo del talento humano, plasmándolas en diferentes programas y proyectos en correspondencia con las políticas y directrices generales de la entidad que representa, por lo que el equipo de gestión del talento humano debe actuar en forma perfectamente sincronizada, y en su interior debe poseer una organización interactiva, con un sólido concepto de descentralización, capaz de dar soluciones oportunas y asertivas. 

La gestión del talento humano está fundamentada en una visión estratégica guiada por una planeación social, la cual se sustenta en el conocimiento pleno de la unidad productiva y desde la cultura a la que pertenece, dado que es importante establecer cómo percibe y valora la organización a los seres con los que cuenta en su interior; es decir, que con base en las políticas y directrices de la entidad, se construirán los ejes esenciales para el desarrollo del talento humano. 

El estudio realizado pudo establecer que la gestión del talento humano aborda cuatro dimensiones sociales básicas en su intervención, a saber: 
1) Bienestar social del talento humano.
2) Formación organizacional de los individuos y del colectivo.
3) Desarrollo social a nivel organizacional.
4) Responsabilidad social en doble vía.

Las cuales se presentan a continuación:

1) Bienestar social del talento humano: 

El bienestar social es el conjunto de factores que brindan calidad de vida y están dirigidos a buscar la satisfacción de las necesidades básicas de las personas que conforman una organización. Se manifiesta en la retribución económica y todo lo que de ella se desprende; así mismo, este primer aspecto tiene que ver con la satisfacción de las necesidades básicas a nivel de la protección social, tales como; educación, salud, alimentación, seguridad social, vivienda; es decir, la garantía del desarrollo humano. 

El bienestar social es un soporte de la dinámica de las instituciones, dado que su tarea es ayudar a crear un buen clima organizacional que permita conseguir calidad de vida. Ello se logra con el abordaje de las condiciones existentes en ese medio y la identificación de sus necesidades socio-laborales. 

Parte integral y fundamental de la gestión del talento humano es brindar verdaderas condiciones de bienestar social, de tal forma que posibilite a los individuos que conforman la organización, un desarrollo individual y social; éste se entiende como un proceso de construcción constante y participativa que busca gestar, mantener y mejorar la calidad de vida laboral de las personas que están vinculadas a la institución, sus familias y el entorno social. 

Al área de bienestar social le compete identificar las condiciones existentes en el medio socio laboral. Para ello es pertinente realizar un proceso de planeación que conlleve la realización de un diagnóstico social capaz de detectar la problemática y encontrar las alternativas de solución que se reflejarán en proyectos y programas capaces de atender dichas situaciones. Lograr bienestar en las organizaciones sociales y productivas, pasa porque éstas tengan una constante retroalimentación participativa que permita crear y recrear estrategias de acción orientadas a mejorar el clima laboral y, en consecuencia, condiciones de desarrollo integral de los trabajadores. 


En este sentido Manfred Max-Neef, en su libro “Desarrollo a escala humana” (1993) presenta una matriz de necesidades, tanto existenciales en el hacer, tener, ser y estar, como axiológicas en cuando a la trascendencia, libertad, protección, creatividad, entendimiento, ocio, participación, afecto y subsistencia. Es claro que dichas necesidades requieren ser atendidas buscando los satisfactores que lleven al ser humano al desarrollo de su talento. 

El individuo constituye el eje del desarrollo social, por tanto es vital que tome plena conciencia de él mismo, de las relaciones sociales que se presentan con las personas que intervienen en el proceso productivo; es decir, debe poseer una visión integral de él mismo y del mundo que lo rodea, de tal manera que tenga una clara identidad de sus propósitos, los del medio laboral y los del medio social. 
En cuanto a los espacios de participación, el individuo debe tener la posibilidad de expresar libremente su cooperación y solidaridad, entendiendo y asumiendo claramente sus derechos, responsabilidades y deberes, porque es claro que la participación genera pertenencia y también reconocimiento. 
En lo referente a las expresiones creativas, se brinda la posibilidad de diseñar e interpretar en una continua retroalimentación con sus congéneres, de tal manera que su imaginación permita un amplio despliegue de iniciativas y a la vez gestar propuestas de desarrollo para él y su entorno. 

Este marco de necesidades tendrá una expresión más clara en los niveles de satisfacción que el individuo necesita en el ámbito laboral, a través de los programas y acciones que se adelantan por el área de Bienestar Social por el equipo de Gestión para el desarrollo del Talento Humano. 

En el área creativa es valiosa la labor que desarrolla el Gestor Social, al planear, diseñar y ejecutar programas que brinden espacios a los colaboradores para su crecimiento personal. Apreciar al individuo como un ser integral, obliga a adelantar acciones consecuentes con este principio, así como a trabajar no solamente en la formación técnica y especialización del trabajo, sino a pensar en el inmenso potencial y talento que poseen; se trata de permitirle a las personas poner en juego su inventiva, su creatividad, sus nuevas ideas y apoyarlas en la medida de lo posible buscando su efectividad y desarrollo de la organización. 


2) Formación organizacional de los individuos y del colectivo:

La formación es vista como un proceso de empoderamiento de los individuos que conforman la organización, pues en la medida que los seres humanos tengan apropiación de su medio, conozcan su entorno y tengan claridad de quiénes son y qué quieren, se constituirán como seres autónomos, íntegros y con plenas posibilidades de aportar. A la gestión social le corresponde potenciar la capacidad de los seres humanos. 

Las organizaciones productivas y sociales, tienen un gran compromiso y una responsabilidad social con el país, la sociedad y con su medio ambiente en los procesos de formación que requiere su talento humano, pues ello es parte vital de las diversas fuerzas económicas, políticas, culturales y sociales en las que actúan. Por tal razón, los procesos de gestión no pueden permanecer ajenos a las condiciones que hoy se viven, simplemente cumpliendo por acción o por reacción de forma mecánica con cursos o talleres que no aportan en la construcción de empresa, sociedad y cultura; es así como por la formación debe ser entendida como un proceso de largo alcance y gran importancia, que debe ir de la mano con el desarrollo de la investigación social. 

Es indudable que a los individuos que conforman las organizaciones, se les debe brindar espacios de formación como fuentes de apropiación de nuevos conocimientos, pues ello es una contribución de doble vía, de un lado a los trabajadores y de otra a la empresa; así mismo, es vital configurar escenarios para la innovación apoyándose en la investigación, ya que ésta generara impensables aportes de cada una de las personas que conforman la organización. Las instituciones, sean estas públicas, privadas o incluso ONG, deben delinear y poner en funcionamiento un plan de formación para su talento humano. 

Dado que éste es un aspecto vital para alcanzar una perspectiva de desarrollo social, de equidad e inclusión sostenible en el tiempo; la responsabilidad social debe involucrar el compromiso de todos los sectores de la sociedad en sus diferentes espacios y ámbitos de actuación: con la comunidad, con su medio ambiente, con otras organizaciones y con el entorno organizacional. Es por ello que se debe propender por una co-responsabilidad social que conlleve a mejorar la calidad de vida, tanto de las personas que integran las organizaciones e instituciones como las de la comunidad local, regional y nacional. 


3) Desarrollo social a nivel organizacional:

El desarrollo social hace referencia a las óptimas condiciones socio - laborales que deben tener los trabajadores; es decir, espacios que posibiliten relaciones e interacciones entre compañeros, pues ello permite generar identidad, pertenencia y pertinencia con la organización, con el lugar donde se trabaja y con la función que cada individuo desempeña. Igualmente es importante abrir espacios de participación; para ello la conformación de grupos de interés es de gran ayuda, ya que permite que se den construcciones fundamentales entre los individuos de la organización y además contribuye a la formación de líderes organizacionales. 

El desarrollo social está mediado por el estilo y el tipo de comunicación que tenga la organización en su interior. Cuando los niveles, los medios y la forma como se comunican las personas es clara, consistente y orientadora, se garantiza no solo que el trabajo sea viable, posible, de calidad y sostenible, sino que fundamentalmente, los seres humanos sienten que tienen nortes claros, que pueden ser escuchados, retroalimentados y que a su vez existe un ambiente laboral sano y confiable, puesto que “la comunicación organizacional es aquella que dentro de un sistema económico, político, social o cultural se da a la tarea de rescatar la contribución activa de todas las personas que lo integran operativa y tangencialmente” (Rebeil Corella, María Antonieta, 1998:159). 

Este mecanismo permite al individuo comunicarse y expresar sus necesidades e inconformidades personales y laborales. Lo anterior se sustenta en el hecho de que la comunicación es la base del entendimiento y la comprensión humana, cuando esta es clara, seguramente es factible que las personas, tengan la posibilidad de sentirse empoderadas y por ende en condiciones de desarrollo social. 


4) Responsabilidad social en doble vía:

Las organizaciones tienen un compromiso y una responsabilidad social con el país, la sociedad y su medio ambiente o entorno, pues es parte vital de las diversas fuerzas económicas, políticas, culturales y sociales en las que actúa, de las que se retroalimenta y a las que debe fortalecer. Las organizaciones no pueden permanecer ajenas a los procesos que hoy vive la sociedad y no se pueden limitar a cumplir con las condiciones que exige el negocio; es decir, lo mínimo posible, actuando mecánicamente haciendo solo lo que le toca. 

Es necesario que la empresa participe en los procesos, ya que en su condición productiva, le corresponde aportar elementos que clarifiquen el camino a seguir. Así, le compete aportar en el bienestar social y la calidad de vida de sus trabajadores, su medio social y al medio ambiente; a su vez, a los trabajadores les compete aportar a los procesos de responsabilidad social, con el fin de garantizar que todas las acciones posean una doble vía, a saber: 

Desarrollar procesos de apropiación social del conocimiento y desencadenar los de aprendizaje social, por medio de los cuales el conocimiento generado por la investigación y el desarrollo de la ciencia se interioriza, generando procesos de innovación, de cambio de actitudes o de valores, de cambio en el funcionamiento de instituciones sociales básicas, de mejora de la efectividad de las políticas sociales, o de desarrollo de la capacidad para el aprovechamiento de oportunidades o para adaptarse con éxito a un entorno cambiante. (Chaparro. 1998:7) 

La función de la organización productiva no es solo producir bienes y servicios, sino que también les compete abrir espacios de investigación y desarrollo que permita construir nuevo conocimiento, ello no solo por obvias razones le aporta a la organización, sino que además potencializa las capacidades de los individuos y del colectivo que la conforma. Lo anterior tiene que ver esencialmente con el compromiso social que tienen dichas entidades, ello se manifiesta tanto a nivel productivo, como en su misión de llevar a cabo procesos que posibiliten elevar la calidad de vida laboral; esto encierra una profunda responsabilidad con su entorno socio–cultural en respuesta a la condición de los seres humanos. 

Por ello, tanto a la organización como a las personas, les implica asumir el compromiso con la sociedad y con la cultura como parte de la configuración holística de la vida misma. Aunque resulta claro que el mundo se mueve por diversas razones, la creación de un entorno sano es una razón de todos, puesto que posibilita una buena relación con el medio que lo rodea, es decir la posibilidad de que las personas, las entidades y el medio socio- ambiental, crezcan a la par con la organización para que todos salgan fortalecidos.


5) Responsabilidad social con la comunidad:

Las comunidades tienen sus valores, costumbres, tradiciones, proyectos y perspectivas. La vida empresarial no tiene por qué alterar su modus vivendi, sino al contrario, ser una fuente de empleo y desarrollo, no solo en la empresa, sino frente a la comunidad con la que comparte un mismo territorio, espacios, caminos y servicios. Seguramente, la empresa podrá contribuir a la concreción de muchos proyectos de esa comunidad. 

Así mismo, la empresa tiene responsabilidad con el país, la sociedad y su medio ambiente; la empresa forma parte vital de una sociedad en la que actúan diversas fuerzas, económicas, políticas, sociales y culturales. Como organismo vivo y actuante en cada país, son muchas las expresiones y manifestaciones que permiten hacer un aporte a la sociedad. 

Finalmente, es pertinente destacar que se debe propender por una corresponsabilidad entre organizaciones, el talento humano y la sociedad en su conjunto, pues son aspectos que atañen a todos los habitantes de la tierra. 


FUENTE: Pardo Martínez, Luz Patricia: Gestión del talento humano.
ALBRECHT, Karl. (1989). Gerencia del servicio, LEGIS. Bogotá. 
CHAPARRO, Fernando (1998). Conocimiento, Innovación y Construcción de Sociedad: Una Agenda para la Colombia del Siglo XXI; Bogotá, TM Editores, 1998. 
MAX-NEEF, Mamfred. Desarrollo a escala humana. 1993. CEPAUR. Santiago de Chile. 
MATURANA, Humberto. (1989). Hay un observador. KAIROS. Barcelona. 

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